LISBOA

De Lisboa me quedo con su centro histórico. Pasear por esas inclinadísimas y adoquinadas calles, rodeado de paredes desconchadas, y encontrar a cada paso rincones llenos de encanto. Escuchar música de fado y descubrir que procede de una pequeña taberna donde parece haber una reunión de amigos que desgarran el alma cantando.

 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*